“Y mientras apretaba la cámara entre mis manos temblorosas intentaba enfocar el rostro de mi madre, transformado en un mar de lágrimas, con el que lloraba sobre la cama intentando oler la estela que mi padre había dejado sobre su almohada. No se de dónde saque la fuerza para retratar lo que a través del lente veía, no se cómo no me derrumbé en el momento en que la vi perecer de tristeza. Solo sé que el día que la soledad inundó a toda mi familia, desde que murió mi padre, la guardé completa en los cuatro bordes de aquella fotografía, con la que todavía recuerdo los sollozos de mi madre, suplicándole a su esposo regresar de donde estuviera para que se la llevara con él…”
La ficción anterior es un pequeño fragmento inspirado en el trabajo de la valiente y talentosa artista que retrató a sus propios padres durante el proceso con el que se despedirían de ella y del mundo entero.
Es común que nos olvidemos de lo afortunados que somos por haber despertado otra mañana con nuestros cinco sentidos, todos los movimientos en nuestras extremidades, un cerebro más que completo y un cuerpo lleno de salud. Somos más los que dejamos de agradecer por toda la vida que nos queda y el vasto tiempo del que aún podremos gozar al lado de nuestra familia, junto al amor y muy lejos de la muerte.
Cada día es un homenaje a lo que nos mantiene de pie, a todas las personas que llenaron nuestras memorias de sonrisas y a todos los segundos que nuestro corazón siguió latiendo para regalarnos más sorpresas en la vida, más maravillas como el amor.
Para Nancy Borowick la manera de homenajear su vida y la de su padres fue recopilando una serie de fotografías con las que narró y compartió la historia de su familia, un matrimonio entre dos víctimas del cáncer que lucharon de la mano durante años. Pero sobre todo, agradeciendo cada día que la vida les permitió continuar juntos y al lado de su hija.–
Parte 1, “Juntos”
Para Nancy la vida es la historia en la que se comparte lo bueno y lo malo todos los días, es el compilado de momentos que agrupan lo importante y lo frívolo de nuestros días. Así como lo hicieron Laurel y Howie durante las etapas del cáncer que fueron atravesando.
Mientras esta pareja intentaba demostrarse que su realidad aún poseía buenos momentos, los médicos y su hija luchaban para darles la mejor calidad de vida posible. Pues aunque para ellos cada segundo se trataba de un milagro más, sabían muy bien que esa historia pronto tendría un final.
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Parte 2, “Sin él”
El 7 de diciembre de 2013, un año y un día después de que los médicos descubrieran el cáncer del padre de Nancy, Howie murió. La pérdida no sólo significó el final de la lucha para el esposo de Laurel, también se trató del declive de su propia lucha, pues al enfrentarse al cáncer sin el compañero de vida con que había compartido días de agonía y otros momentos de risas, Laurel perdió la mitad de su fuerza.
Aunque la madre de Nancy no le tenía miedo a la muerte, sí se sintió apabullada por la soledad, pues a pesar de la compañía incondicional que su familia y sobre todo su hija, la fotógrafa de esta impactante serie, siempre le demostraron, ella jamás recuperó las ganas de continuar que su fallecido esposo le daba.
Las últimas semanas de vida de Laurel se redujeron a un largo tubo de oxígeno, días recostada en una cama de hospital y un dolor que con el tiempo empeoró. Sus pocas fuerzas para levantarse de la cama pasaron a segundo plano cuando toda la familia de Laurel se reunía tanto como les era posible para acompañarla en los que parecían sus últimos días.
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Parte 3, “Perdiéndola a ella”
Cuando las esperanzas de toda la familia y la misma paciente fueron perdiendo forma, la quimioterapia pasó de ser una opción viable a una tortura para Laurel, quien poco a poco aceptaba mejor el proceso al cual estaba cerca de llegar: despedirse de todos y todo lo que había significado su felicidad.



Nancy fotografió el último suspiro de su madre un 6 de diciembre del 2014. La artista, porque no hay otra palabra para describirla, expresó con esos retratos cómo fue capaz de capturar la esencia de sus padres para siempre, al igual que la fuerza con la que se enfrentaron a una enfermedad tan desgarradora como el cáncer.



Nancy fotografió el último suspiro de su madre un 6 de diciembre del 2014. La artista, porque no hay otra palabra para describirla, expresó con esos retratos cómo fue capaz de capturar la esencia de sus padres para siempre, al igual que la fuerza con la que se enfrentaron a una enfermedad tan desgarradora como el cáncer.
Cada etapa de su enfermedad fue un álbum con el que Nancy logró guardar para la eternidad el propósito de la vida de sus padres en fotografías. Algunas veces luchando y otras derrotados, pero siempre juntos, aún cuando alguno ya no estuvo en cuerpo siempre se notaba en alma.


El propósito del que habla la serie fotográfica y la vida en sí, es el de siempre contar una historia basada en el amor, el amor a los padres, el amor a la familia, el amor a un compañero y el amor que te mantiene aferrado a la vida misma.
El propósito del que habla la serie fotográfica y la vida en sí, es el de siempre contar una historia basada en el amor, el amor a los padres, el amor a la familia, el amor a un compañero y el amor que te mantiene aferrado a la vida misma.
El final de las fotos con las que Nancy contó la historia de sus padres y de una época que seguramente para ella fue la más difícil y dolorosa de su vida, pero también de la que más aprendió, llegó con la seguridad de que el del dolor para ambos se acabaría.
Pues el día que tuvo que despedirse de su madre supo que era hora de que sus padres se reencontraran en otro mundo y ese fue el regalo más hermoso que, en este caso, la muerte le dio a Nancy. Comprendiendo que cuando el reloj se detiene para alguno, es porque la vida nos está dando la oportunidad de voltear y entender todo el propósito que esa persona le impregnó a nuestra vida.
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